Las Escrituras mencionan frecuentemente el poder destructivo del alcohol. La embriaguez de Noé causó vergüenza a su familia (Génesis 9:20-27). La ebriedad de Lot resultó en una relación incestuosa con sus dos hijas (Génesis 19:30-38). En un estado de embriaguez, Jerjes (Asuero) buscó humillar a la Reina Vasti (Ester 1:9-22). El consumo del alcohol impide el juicio, enciende las pasiones e invita la violencia (Levítico 10:8-11; Proverbios 20:1; 23:29-35; 31:4-5).